24/9/10

La cabeza bajo el ala

Me sorprende la poca atención que la mayoría de nosotros prestamos a problemas generales serios, ya sean de ámbito nacional o mundial. Por ejemplo, ha terminado la cumbre de la ONU sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (días 20 al 22 pasados) sin que la ciudadanía se haya interesado apenas por ella ni se haya producido la menor reacción ante la tibieza de las soluciones que las autoridades mundiales han adoptado.
Me falta capacidad para comentar y enjuiciar esta situación, que me parece muy preocupante. Por eso me acojo a la opinión del filósofo RAFAEL ARGULLOL, en una reflexión sobre otros temas pero que vale perfectamente para éste. En LA CABEZA BAJO EL ALA, desvela un panorama bastante desolador sobre la actual sociedad "de avestruces que no quiere mirar al frente". El lema es echar la culpa a los políticos y quedarse tranquilos. A nadie parece importarle que los litorales perezcan bajo los golpes de la especulación mientras no se afecten sus intereses personales, y mucho menos interesa la decadencia de nuestras universidades. Mientras la diversión siga ahí  sobre todo la omnipresente pantalla de la televisión, nada inquieta. Los jóvenes se apuntan a la apatía y las burocracias llevan al triunfo de los mediocres. España, orgullosa como nadie de la selección campeona del mundo, pero indiferente al desastre universitario. Franco murió hace 35 años y en aquellos tiempos se albergaron algunas ilusiones de mejora pero hoy aquellas expectativas se han ido desvaneciendo. La cultura es tenida por inútil, la mediocridad sobrepasa al mérito, nos traen sin cuidado determinados brotes de xenofobia, vemos impasibles cómo van desapareciendo algunos logros históricos de la clase trabajadora, conseguidos mediante enormes sacrificios... Hemos inventado la democracia de los avestruces con la cabeza bajo el ala.

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